Me despierto, el sol pega en mi cara, no recuerdo nada, no sé donde estoy ni como llegué hasta aquí. Lentamente me empiezo a mover, no traigo mis zapatos, el cuerpo me duele.
Hace mucho calor, me cuesta respirar, no se oye nada solo el silencio, poco a poco abro mis ojos el sol me encandila y me cuesta mantenerlos abiertos, me toma un tiempo acostumbrarme a la luz. Paco a poco empiezo a ver de nuevo, ¿que hay?, no hay nada estoy en un desierto. A como puedo me siento para asegurarme de que lo que estoy viendo es real y no otra pesadilla. Veo a mí alrededor, solo hay kilómetros y kilómetros de arena, ni un solo árbol, ni una sola persona, ni una montaña más que las de arena, no veo un fin, ni un inicio, es solo arena.
La cabeza me duele, las costillas, debo tener alguna quebrada. Sigo sin recordar como llegué hasta aquí, hasta este lugar que no conozco y que nunca antes había estado. No hay nada, ni una sombra para protegerme del sol que me quema y me ciega. No puedo más, me recuesto nuevamente, meto mis manos en mis bolsillos en busca de algo que me pueda ayudar a recordar, algo que me pueda aliviar, algo, cualquier cosa. Pero no hay nada...
Oigo algo, me despierto nuevamente, no sé cuanto tiempo ha pasado desde la última vez que me desperté, abro los ojos y ahí está otra vez ese sol; recobro la visión y me siento, necesito saber que es ese sonido.¿ Me habrán encontrado? , ni siquiera sé si me están buscando, no importa, busco a mí alrededor; este calor me tortura, no me deja respirar, este desierto infinito me encierra. No veo nada, me levanto, noto que mis pies tienen llagas, me quejo del dolor, ¿pero quién me oye?, nadie, estoy sola. Sigo buscando mi mente no me puede estar engañando, camino un poco, adolorida, estoy sangrando, pero no importa sigo escuchando algo, no sé que es; ¿de dónde podría provenir si no hay nada?. Pero no, ahí está, sigo oyendo algo, ahí está en alguna parte yo sé que sí. Sigo caminando, no se hacia donde voy, pero el cansancio me impide seguir, tengo sed, mis labios están secos, mi piel está quemada, mis pies llagados y mis costillas quebradas. El calor y el agotamiento me impiden respirar, me desespero, respiro con más fuerza pero aún así no llega aire a mis pulmones; vamos respira!!, me digo a mi misma, pero no puedo, ¡no puedo!, mis pulmones no me obedecen, miro hacia todos lados en busca de algo que me pueda ayudar, pero nada, no hay nada es sólo mi mente que alucina, muevo mis brazos, como si eso me pudiera ayudar, tengo miedo, tengo miedo!!, oh Dios no quiero morir así…
Siento algo frío pasar por mis pies, me muevo un poco y se va, creo que era una serpiente. No sé cuanto tiempo he estado desmayada. Creí que había muerto. El sol ya no es tan fuerte, me incorporo un poco, despacio para no agitarme y no dejar de respirar, tengo la garganta seca, tragar me duele, mis labios están partidos, ensangrentados, me duele la piel de las quemaduras del sol, no he podido taparme, no he encontrado ninguna sombra. Sigo sin encontrar rastros de vida en este lugar. No aguanto el dolor de mis pies, mis heridas están infectadas, tengo hinchados los pies. Y el dolor de las costillas, este que dificulta aún más mi respiración. Me levanto la blusa para verme, tengo el costado moreteado, es una mancha morada enorme, tiene una pequeña herida en el centro, negra y emana un líquido, debe ser pus.
No sé cuanto tiempo he estado aquí, ni sé cuanto más voy a durar. Tengo sed, solo quiero un sorbo de líquido, eso es todo lo que pido. Mi estomago se retuerce, no he comido nada y no recuerdo desde cuando. Siento hambre, necesito comer algo, me siento débil, mareada y el dolor de cabeza no se me quita. Busco a mí alrededor pero como todas las veces anteriores no encuentro nada, me comería cualquier cosa que me encuentre, un arbusto, un animal, no importa necesito comer algo, saciar mi hambre, y mi sed.
No me puedo volver a desmayar, está oscureciendo y un animal podría encontrarme y comerme, debo estar atenta. Trataré de no moverme mucho para no cansarme, debo conseguir algo para la noche, algo que me abrigue, ya se empieza a enfriar el día.
Trato de encontrar una posición cómoda, que me alivie un poco los dolores, me pongo de medio lado, sobre mi costado izquierdo, del que no tengo quebradas las costillas, mi herida está muy maltratada, seguramente cada vez que me he desmayado he debido caer de ese lado. Pero siento algo, qué es, yo revisé mis bolsillos desde la primera ves que recuerdo; meto la mano en la bolsa del pantalón pero sigo sin encontrar nada. Sin embargo siento algo, está por dentro, meto mi mano dentro del pantalón y encuentro una pequeña bolsa secreta, no tenía idea de que tuviera una. Saco lo que hay, es una pequeña navaja; que bien, pienso, podría servirme para matar algún animal pequeño y comérmelo o para defenderme en la noche si alguno me quisiera atacar. Lo vuelvo a guardar, no quiero que se me pierda.
Espero pacientemente, ¿a dónde podría ir? Si no hay nada, sólo desierto. Si me quedo quieta tal ves aparezca algún animalillo y se me acerque y lo pueda cazar para comérmelo. Siento frío, esto acrecienta mis dolores, los hace más agudos. Mi herida lateral esta más negra y más grande, no aguanto a tocarme, ni moverme, estoy muy vulnerable. No soporto el dolor, salen lágrimas de mis ojos, no recuerdo cuando fue la última vez que lloré, de nuevo la desesperación se apodera de mí, el llorar me causa más dolor, es insoportable, no aguanto este frío, el hambre, la sed, todo… ni siquiera sé como llegué hasta aquí, no recuerdo nada. Tengo miedo de nuevo, trato de tranquilizarme, esto no me ayuda en nada; cierro mis ojos y trato de concentrarme en algo bueno, en algún recuerdo bueno, en algo que me pueda reanimar.
Pero no encuentro ningún recuerdo, ni bueno ni malo, ¿qué es esto?, ¿qué pasa?, me asusto aún más, trato de respirar tranquila, necesito tranquilizarme, me pregunto qué he hecho con mi vida, como vine a parar aquí, grito de la frustración, pero nadie responde, nadie me puede escuchar; esto hace que me lastime fuertemente mi costado, el dolor llega hasta mis entrañas, comienzo a toser, lo cual solo produce más y más dolor, trato de detenerme poniendo mi mano en mi boca, poco a poco lo voy logrando, cuando quito mi mano veo que la tengo llena de sangre, mis pulmones tienen sangre, la herida es profunda.
Me siento muy mal, creo que no duraré hasta mañana, por momentos me voy y luego vuelvo a reaccionar, el dolor es insoportable, lo siento en todo el cuerpo, así que no me importa de que lado me recueste, sigo tosiendo y sigue saliendo sangre cada ves que lo hago, tengo sed y hambre, ya casi no me muevo. Me encojo abrazándome a mi misma, tengo frío, estoy temblando. Recuerdo mi navaja, pero no tengo fuerzas para usarla, debí de haberlo hecho cuando aún tenía fuerzas. No soporto más, quiero dejar esta agonía, en este momento solo puedo pensar en una cosa, en esa navaja que tengo en la bolsa secreta de mi pantalón, pero no puedo moverme ya, tengo mucho frío, estar abrazada a mi no me lo quita, lloro nuevamente, esta ves sin ningún esfuerzo, mis lagrimas salen solas, las bebo para saciarme pero son saladas y me secan aún más la garganta. Cierro mis ojos, no quiero ver más, no quiero seguir con esta agonía, no quiero sentir más…Poco a poco me voy quedando dormida, en mi agónica muerte, pensando que al fin encontraré la paz y el descanso eterno…
Milena Madriz MuñozDerechos Protegidos